29 jun 2012

Universidad de Texas hackea un dron de EE.UU. para mostrar sus vulnerabilidades



Alguna que otra vez hemos hablado de la flota de aviones no tripulados de Estados Unidos, tanto de la Fuerza Aérea como los de la Marina. Los drones de Estados Unidos, a pesar de estar desplegados por medio mundo, han sacado los colores del Departamento de Defensa más de una vez por la vulnerabilidad de sus sistemas ya sean las consolas de control o el cifrado de las comunicaciones entre el centro de control y los aviones. Precisamente, el cifrado de las comunicaciones ha sido uno de los temas más controvertidos porque la insurgencia en Irak había sido capaz de interceptar las señales de vídeo que éstos aviones enviaban a las tropas (adelantándose a sus movimientos) y, el pasado mes de diciembre, Irán presentó a medio mundo las imágenes de un RQ-170, un dron que habían logrado capturar al piratear la señal GPS de guiado. Precisamente, para demostrarle al Gobierno de Estados Unidos la facilidad con la que podrían piratearse estas señales, un equipo de la Universidad de Texaslogró hackear uno de estos drones usando equipos y componentes de mercado einvirtiendo, solamente, 1.000 dólares de presupuesto.


Estas pruebas se realizaron en coordinación con el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos con la idea de demostrar que el esquema actual de comunicaciones que sirven para guiar y controlar a estos aviones es vulnerable y, por tanto, piratear uno de estos aviones es algo que podría estar al alcance de mucha más gente de lo que, quizás, podrían imaginar.
Partiendo de esta idea, el equipo del Laboratorio de Radionavegación de la Universidad de Texas en Austin, bajo la batuta del Profesor Todd Humphreys, fueron capaces de interceptar al dron y alterar la señal GPS de guiado para modificar su trayectoria de vuelo y hacer que los operadores del avión perdiesen el control de éste. Lo más sorprendente de este hecho es que no necesitaron un equipamiento altamente sofisticado sino que emplearon un material que les había costado solamente 1.000 dólares.
Teniendo en cuenta que Estados Unidos no solamente tiene desplegados sus aviones no tripulados en zona de conflicto sino que también tiene planes de hacerlos volar dentro del territorio (como apoyo a sus agencias y fuerzas de seguridad), el hecho de que puedan piratearse lo convierten en una peligrosa arma y un problema para la seguridad del país y sus ciudadanos (aunque el gobierno pretendiese usarlos, precisamente, con la idea de garantizar la seguridad de éstos).